viernes, 27 de noviembre de 2009

tras un telón de austeridad
se esconde el dios más sublime
arde la mano que esconde,
se tensa el puño que oprime

persiste la oscura mirada
de ovejas que están hambrientas
de focos que dejan ciego
y de pájaros que muertos vuelan

quien fuera objeto de admiración
hace tiempo que dejó de serlo
alas viejas en viejo búho
quieto a la espera el viejo perro

de una orquesta de arcángeles perdidos
están llorando los violines negros
se prepara para engordar gusanos
el semblante frío de un viejo enfermo

aliento de muerto, pero aún vivo
impaciente está la Flaca esperando
las manos temblando, el pecho vació
el rostro cansado, los ojos dormidos

se mancha el cielo de rojo,
se espesa la fina niebla
se oye un silencio de muerte
se rompe una fina cuerda

con su último suspiro
me dedica su mirada
y me agradece sonriendo
que fuera yo quien lo matara

01/11/09, 00:30
Muerte al maestro
Murcia, Miercoles, 19 de agosto 1:48

3 comentarios:

  1. No me suele gustar mucho la poesía... pero he de admitir que me ha encantado como escribes.
    Te sigo, esperando una actualización.
    Un beso!

    ResponderEliminar
  2. Husmeo. Llevo los ojos vendados porque soy una vieja parca. Es tan fresco que, por un instante, recupero la fe. Otros andarán los bellos caminos que yo anduve y eso me hace sonreir (desdentada, eso si).
    Es como una amanecer. Todo por estrenar.

    ResponderEliminar
  3. Como quien no quiere la cosa, me sigo pasando por aquí, a ver si un día tengo la suerte de que te de por actualizar, querido!

    ResponderEliminar